La Sociología de la Educación es una de las más jóvenes ramas del saber humano, ya que posee alrededor de sólo un siglo de existencia. Fueron Augusto Comte y Emile Durkhein los que le dieron vida como Ciencia general (Comte) y como Ciencias de la Educación (Durkhein).La epistemología de la Sociología de la Educación es enormemente rica en su marco teórico y metodológico. Entre los estudios sociales que formula figuran la Pedagogía, el Colectivo Escolar, el Colectivo Pedagógico, las relaciones sociales, la Institución Escolar, la familiam la comunidad, el desempeño de roles y los códigos de género entre otros.

viernes, 9 de enero de 2015

La sospechosa idea de neutralidad de la ciencia.

Todo conocimiento está situado y es interesado.
Ninguna teoría es absolutamente autónoma respecto a la ideología, por ello, no hay ni puede haber ciencia ideológicamente pura. De ahí que las teorías que defiendan la “neutralidad ideológica” o “valorativa”, constituyen claras expresiones de posturas sospechosas, presentadas con aura y prestigio de cientificidad y de objetividad.


La cultura androcéntrica en la cual estamos inmersas/os, determina totalmente el modo en que todo investigador/a se acerca a la realidad, así como el resultado de su investigación. Reconocer dicho sesgo ideológico nos descubre que cualquier proyecto histórico es deudor de una perspectiva en base a la cual discrimina y organiza los datos. 

No existen perspectivas completamente neutras y objetivas. Todo conocimiento está situado y es interesado. Sólo un conocimiento consciente de la filtración ideológica de todo saber, y que además opte por acercarse a la realidad desde la postura de las víctimas y de las/os perdedores de la historia, se podrá construir en un saber auténtico, que propicie relaciones de justicia, libertad y autonomía entre los géneros. No sólo en el ámbito privado, sino en el público.

sábado, 3 de enero de 2015

Los estereotipos de Género en la Educación

Más allá del capital cultural con el que cada niño y niña llega a las instituciones educativas, la cultura escolar inculca en los individuos un conjunto de categorías de pensamiento que les permite comunicarse entre ellos. Estos esquemas de pensamiento y lenguaje,  operan a diferentes niveles de conciencia, desde los más manifiestos, aprehendidos por la acción pedagógica, hasta las formas más profundas, que son actualizados en los actos de creación cultural o de decodificación.
 Dirá Pierre Bourdieu[1] que la enseñanza modifica el contenido y el espíritu del saber que transmite y constituye una cultura de clase fundada en la primacía de ciertos modos de pensar y expresarse. Bourdieu pone en evidencia la influencia de la escuela sobre la personalidad intelectual de una nación.
Los estereotipos de género pueden definirse como un conjunto de creencias compartidas socialmente acerca de las características que poseen hombres y mujeres de acuerdo a su sexo, y que suelen sostenerse en forma errónea como una tipología de todos los miembros de uno de estos grupos. El estereotipo suele estar compuesto por creencias tales como que las mujeres son emocionales, irreflexivas, sumisas, dependientes, cariñosas y sensibles a las necesidades de los demás. Por otra parte, según el estereotipo masculino, los hombres son dominantes, agresivos, competitivos, objetivos y con tendencia al liderazgo, y esta visión tampoco se corresponde necesariamente con la realidad, sino que constituye  una percepción anclada en patrones de pensamiento que han servido para regular la vida  en sociedad manteniendo el status quo y las relaciones de poder justificando conductas discriminatorias.



[1] Bourdieu, P; Chamboredon, J.C; Passeron, J.C; (1976), “El oficio de sociólogo: presupuestos epistemológicos”, Siglo XXI Editores, España, pp. 367-368.