La Sociología de la Educación es una de las más jóvenes ramas del saber humano, ya que posee alrededor de sólo un siglo de existencia. Fueron Augusto Comte y Emile Durkhein los que le dieron vida como Ciencia general (Comte) y como Ciencias de la Educación (Durkhein).La epistemología de la Sociología de la Educación es enormemente rica en su marco teórico y metodológico. Entre los estudios sociales que formula figuran la Pedagogía, el Colectivo Escolar, el Colectivo Pedagógico, las relaciones sociales, la Institución Escolar, la familiam la comunidad, el desempeño de roles y los códigos de género entre otros.

martes, 22 de marzo de 2011

EDUCACIÓN COMO CAMPO PROBLEMATICO


La complejidad de la educación latinoamericana

La historia de la educación latinoamericana ha tenido grandes dificultades para construir su propio objeto, como síntoma de la falta de desarrollo de un discurso pedagógico maduro, como consecuencia de la insuficiente diferenciación de lo educativo y otras formas de significación de lo social y de la falta de una mirada más abarcativa temporal y geopolítica.
Tales insuficiencias han impedido descubrir las articulaciones y reglas de formación históricas, que inciden en los procesos educativos presentes y futuros, que trascienden a cada país mediante dos mecanismos aparentemente contradictorios, pero en definitiva concurrentes a un mismo resultado.
Gran parte de la historia clásica de la educación iberoamericana, se ha desarrollado como una historia ideológica de cada país, subyaciendo en tal orientación la identificación de la pedagogía con la filosofía y negando el carácter social de la educación y su profunda imbricación en las luchas sociales; o bien, se inscribieron historias del desarrollo político – institucional de las sociedades y se enunciaron los actos educacionales como derivados.
En ninguno de ambos casos existió una reconstitución de la trama pedagógica de procesos regionales, que trascendieran a varios países.
La tendencia llamada “educación popular”  (que predominó en A. Latina desde los años 60 hasta los 80) desarrolló procesos educativos de corte internacional y definió con una mirada latinoamericanista la problemática educativa de los sectores marginados, pero tuvo un profundo rechazo por el trabajo teórico y no realizó aportes a una historia de la educación latinoamericana.
La historiografía pedagógica iberoamericana, salvo excepciones ha tenido un carácter lineal, evolucionista y con una importante carga positivista, lo cual ha producido obstáculos epistemológicos para la comprensión del pasado educacional como un espacio de complejas significaciones.
Podría hacerse una serie de generalizaciones acerca de la tradición educativa americana:
-         Lo temprano de los modelos educativos en medio de una economía no organizada de forma moderna, con escolarización temprana e industrialización tardía.
-         Los rasgos de esa escolarización no significó “el reino de la escuela” (esto llegará a comienzos del siglo XX) y en países amerindios con la exclusión de la mayor parte de la población.
-          Escolarización – alfabetización inorgánica, misional, evangelizadora, iconográfica y oral.
-         El comienzo de la aparición de la conciencia social acerca de la infancia.
-         La extraordinaria dinámica de la vida universitaria.
-         Los rasgos castizos, antidemocráticos, del modelo social de la época.
-         La marginalidad de los ciclos de alfabetización.
-         Existencia de una tradición educativa civil, encarnada en los maestros.
-         Ausencia del diálogo capitalismo – escuela.
-         La ampliación del sujeto pedagógico como sujeto social, en el proceso de “americanización “de la educación americana.
-         Hablar de la educación Latinoamérica significa hacerlo desde el conflicto.
Desconocer la historia como conflicto crea la ilusión del ocultamiento del origen del poder y de los procesos que lo gestaron.
La forma de constitución del sujeto pedagógico fue distinta en cada país.
México y Argentina se encuentran en puntos distantes del espectro. En Argentina se trató de eliminar toda diferencia y construir un sujeto pedagógico simple, inflexible, definido como una relación de apostolado, tanto por parte del docente como del alumno que debía someterse al lenguaje, los rituales y los métodos de enseñanza que se identificaban con la única forma de educación aceptada, aquélla cuya consustanciación parecía una condición para la existencia de la patria.
En la memoria colectiva, la escuela quedó grabada como la única forma posible de educación sistemática posible, y el sujeto pedagógico moderno como la única mediación imaginable entre la sociedad y los sistemas reguladores del pensamiento y la conducta de las nuevas generaciones.
En México, la escuela fue hegemónica, como también el sujeto moderno. Combinó la escolarización con otras formas educativas formales y no formales desde comienzos de la década de 1920. Por aquella época se desarrollaron programas de extensión cultural, alfabetización, capacitación obrera; se utilizaron la radio, el cine, materiales impresos; asimismo se flexibilizó el funcionamiento del sistema educativo en término de calendarios, necesidades zonales, contenidos referidos a culturas populares, etc. Desde hace dos décadas, comenzaron a extenderse nuevas  modalidades sistémicas, tales como sistemas de educación a distancia, escuelas, colegios y universidades que proporcionan opciones académicas y metodológicas a un sujeto complejo. La población docente es heterogénea en cuanto a su origen económico, social y cultural.
No debe, pues, temerse a otros modelos de educación diferentes a la escolaridad, que acompañen, ayuden y complementen a la escuela, los colegios y las universidades tradicionales.
La democratización del sujeto pedagógico es indispensable si se pretende desarrollar un sistema complejo, que proporcione múltiples opciones sin aumentar con ellas la polarización cultural, ni concurrir a la creciente desigualdad social.
Los sistemas educativos latinoamericanos necesitan superar sus problemas congénitos, adaptarse a los nuevos adelantos académicos, tecnológicos y metodológicos. Dar alguna respuesta a la demanda que pesa sobre ellos.




2 comentarios:

  1. Hola Marce, unas de las cosas que no logro comprender es porqué el docente dejó de enseñar
    el respeto por los simbolos pátrios y amar a su
    país, se nota mucho la diferencia en los lugares
    más urbanizados que en los rurales.
    (hay muchisimos alumnos que no saben el himno
    aegentino, es solo un ejemplo).
    En mi ignorancia, me parece que desde ahí
    comienza la decadencia de la educación, lo
    mismo que copiar modelos europeos que fueron
    un fracaso en sus países.
    Es como comentás en el último párrafo de tu
    exposición.

    Saludos

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  2. Bueno es ahí un problema que puede y debe solucionarse Roberto.
    El año pasado y por entrevistas que tuve que realizar a alumnos de los últimos años del secundario, pude constatar que las efemérides no son tratadas como debieran, de allí que los chicos no saben que pasó un 9 de julio, un 17 de agosto etc.Ayudaría mucho que los maestros en las escuelas primarias fueran dejando su tarea asistencial y pudieran dedicarse a enseñar, que para eso estudiaron.Esto que vos ves, es una caída libre en la educación pública que no será fácil ni rápido revertir.Por otro lado la nueva ley de educación viene a mejorar las cosas pero todavía falta.La aplicación de planes económicos neoliberales y el corrimiento del Estado en su tarea de asegurar una educación gratuita, laica y obligatoria fue el golpe de gracia que necesitábamos para ampliar la exclusión.Tenemos mucho por hacer Roberto, y la educación es una construcción social. Vos, yo y todos debemos estar atentos y exigir la construcción de ciudadanía nacional y latinoamericana.
    Te mando un abrazo.

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