En las grandes ciudades, hay muchos cortos de vista. Ligado al desajuste de la visión, una patología inunda las calles tiñendo de naturalidad el abandono de los más variados habitantes del desamparo y la marginalidad.Se vuelve letanía lo que describe Sara Makowski :
"El tiempo en la intemperie se vuelve líquido, resbaloso, difícil de retener. La droga hace que se diluya. Las horas y los días pasan, sin dejar rastro aparente. El registro del tiempo está casi siempre ligado a la irrupción de los otros: operativos policiales, instituciones que llegan a trabajar con los chicos de la calle, personal de limpieza de las plazas y parques que los despiertan para realizar sus tareas, otros niños del mismo grupo. El tiempo transcurre diferencialmente en los días de la semana y los fines de semana: durante la semana tienen más visitas de instituciones y más actividades planificadas; los fines de semana se encuentran más solos pero hay mayor cantidad de gente y paseantes que transitan por las inmediaciones, lo que vuelve provechosa la actividad de mendicidad. El tiempo está, además, modulado por las inclemencias climáticas (lluvias, frío, calentamiento por el sol) que pueden obligar a despertarse, a moverse de lugar o a la búsqueda de un espacio - refugio para guarecerse"
En este caluroso verano, donde los paseantes disfrutan de algunos días de descanso, muchos niños y jóvenes pasan horas perdidas entre las calles peligrosas, sin trabajo ni rumbo, presos de la desafiliación social.
La ciudad pujante muestra hermosos edificios, bellos paseos, sendas parquizadas donde una multitud de amantes de la vida sana, gasta zapatillas en actividades aeróbicas cada cual en su mundo, cada uno en su lugar.Lejos de la costa, donde está bueno caminar disfrutando de la caída del sol, hay otros barrios.
En esos barrios el atardecer es una hora inquietante para quien tenga que estar fuera de la casa, se busca estar dentro del espacio que parece seguro.
Estas son algunas postales de este verano, cuando parece que todos y todas nos tomamos vacaciones.
Amiga Marce, será que cada vez hay más autos caros con vidrios polarizados para ignorar lo que sucede fuera de ése mundo irreal de los calumniadores que poco les importa el que menos tiene, total ellos no padecen del calor, ni del hambre, ni siquiera se dan cuenta que a ellos les va bien gracias a quienes insultan y tratan que los marginados dejen de serlo. Donde la inseguridad que pregonan es no poder comprar dólares y manejar gobiernos como lo hacian en otras épocas. Me da mucha bronca los que critican y se la pasan hablando pavadas, y cuando les preguntas algo no saben que responder o cambian el tema. Me da mucha pena cuando veo a niños o adolecentes vagar sin rumbo por calles que los maltratan como si fueran todos delincuentes, cuando los verdaderos delincuentes son aquellos que no quieren pagar impuestos para que la sociedad sea más equitativa.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Sí, vos sabés que los vidrios polarizados les da la sensación de estar aislados, protegidos.Aquellos que desde los 90 creen que les va bien sólo por esfuerzo propio, no importa que a la mayoría les vaya como el c...esos no quieren ni les importa que haya mejoras para los más pobres.Me queda claro que en otros países, que estos tipos alaban, estarían presos.
ResponderEliminarTe mando un fuerte abrazo Roberto.
La ciudad tiene dos caras y a algunos les muestra la más terrible.
ResponderEliminarHola Iris. parece que a esos nunca les mostró la cara mas linda. En una ciudad que se jacta de haber recuperado el río para sus ciudadanos, hay barrios que esperan por los servicios más elementales: cloacas y agua.
ResponderEliminarMientras hermosas torres espejadas, que además de reflejar el sol y el río, muestran una inversión muy grande y cara del sector agropecuario, miles de rosarinos viven con zanjas de agua estancada en las puertas de sus casas. Si, tenés razón Iris, a estos parece que le toca bailar con la más fea, pero hace tiempo.