La Sociología de la Educación es una de las más jóvenes ramas del saber humano, ya que posee alrededor de sólo un siglo de existencia. Fueron Augusto Comte y Emile Durkhein los que le dieron vida como Ciencia general (Comte) y como Ciencias de la Educación (Durkhein).La epistemología de la Sociología de la Educación es enormemente rica en su marco teórico y metodológico. Entre los estudios sociales que formula figuran la Pedagogía, el Colectivo Escolar, el Colectivo Pedagógico, las relaciones sociales, la Institución Escolar, la familiam la comunidad, el desempeño de roles y los códigos de género entre otros.

viernes, 24 de mayo de 2013

Pedagogía con y para el OTRO

Extracto de una nota realizada por el diario "La Capital" a Carlos Skliar, en marzo del 2008.
El Dr. Skliar explica cuándo y cómo se hace verdadero el discurso pedagógico, algo que cuando nombramos parece una nebulosa, una cáscara vacía.


La educación (que es) del otro
Argumentos y desierto de argumentos pedagógicos
Carlos Skliar

Chicos que pasan horas esperando a la salida de la escuela porque sus padres no acordaron quién los retiraría o extendieron su jornada laboral. Otros que dicen estar los días enteros solos, los fines de semana en la calle, hablan más por celular que personalmente o no encuentran nada divertido para hacer “con los grandes”. Todas de alguna manera son distintas formas de abandono, masivos o sutiles, que afectan a niños y adolescentes de las distintas clases sociales y que se manifiestan cada día en las aulas. El investigador y especialista en educación, Carlos Skliar, analiza una situación que no es exclusiva de lo que ocurre en la casa, porque —como dice— los chicos tampoco encuentran en la escuela contención, diálogo y pertenencia.
A un grupo de chicos de Jujuy, les alcanzó un minuto para resumir esta problemática en un video: “Protección más allá de la niñez”, tal como lo llamaron y donde expresan cómo los adultos no siempre protegen a los jóvenes. El video, que fue premiado por Unicef el año pasado en el certamen “Un minuto por mis derechos”, se puede ver ingresando a esta nota en la edición on line de La Capital.
Para Skliar, lo que básicamente está fallando es la comunicación, el reconocimiento del otro y la valoración de lo que llama la herencia y la experiencia. “Educar tiene que ver con una conversación entre distintas generaciones, niños, jóvenes, adolescentes y adultos, acerca de la herencia, del mundo que ha pasado y de qué hacemos con eso”. Resalta entonces que esta conversación, que está siendo rechazada tanto por los adultos como por los jóvenes, es la que hay que retomar y recomponer.
- ¿Qué entiende por herencia?
- Herencia no es simplemente una transmisión de una tradición entre padres e hijos o maestros y alumnos, sino un pasado mayor a nosotros mismos. Cuanto más se quiera definir la herencia simplemente como una tradición obligada peor nos va. Hay abandono de los adultos y también de los jóvenes a los adultos, de lo que me quieren enseñar, que quieren institucionalizar y de la tradición.
- ¿Cuáles son los tipos de abandono?
- El abandono no es sólo una cuestión de tiempo y espacio ni de clase social sino que está ligado a infinitos grupos. En este sentido no sólo los padres han hecho abandono, también las instituciones educativas, por ejemplo, de las personas con discapacidad: sólo del 1 al 4 % de estas personas están en el sistema educativo, este es un abandono muy notorio. El gran abandono educativo es hacia el cuerpo, el aprendizaje y el comportamiento diferentes. Todo lo que no es conocido de antemano puede ser objeto de abandono.
- ¿Por qué están cada vez más acentuados estos abandonos?
- No quisiera caer en la trampa de decir que es por apatía o un simple descuido. Se ha dado algo muy controversial últimamente sobre la misión de educar. Hace poco tiempo se trataba de educar lo mismo a todos y desde hace 20 años se viene planteando que hay que enseñarles a cada uno algo diferente. Ahí es donde aparece un problema de percepción: en ese planteo ambiguo que se le ha hecho a los maestros y cuya respuesta puede ser el abandono, por no poder estar con todos, por no poder estar con nadie en particular. Antes se los abandonaba porque todos eran homogéneos, entonces no importaba bien quién fuera cada uno, y ahora en ese desmesurado afán de conocer a cada uno, se abandona una totalidad, lo común, lo humano como universal.
- ¿Cómo debería abordarse en el aula este conflicto?
- Hay un doble trabajo aquí. En primer lugar, tenemos que estar predispuestos (no digo preparados porque tiene connotaciones de formación docente, de ir a un curso para), primero para encontrarse con cualquier alumno, independientemente de sus características sociales, personales y de las definiciones de diagnóstico. Pero al mismo tiempo, ese maestro tiene que estar disponible para lo que llamo el “contigo”.
- ¿Qué es ese contigo?
- Es “contigo” específicamente y no con cualquiera: con vos que te llamás así, que tenés este rostro, que hablás de esta manera. El acto educativo es un encuentro con gente con nombre, con rostro, con lenguaje concreto, no hablamos de instancias en abstracto. Ahí es donde hay un doble juego a hacerse: estar disponible para cualquiera pero también estarlo para entrar en relación “contigo” y ese “contigo” esta dicho a la cara de cada uno.
- ¿Qué contexto escolar tiene que darse para que esto sea posible?
- Soy partidario de dejar de lado palabras grandilocuentes como diversidad o inclusión, que son más bien mandatos en los cuales el maestro está obligado a realizar una acción sobre alguien. Todos estamos un poco cansados de entender la educación en términos de grandes actos heroicos, esto de educar para la igualdad, para el trabajo, para el futuro, parecen empresas fantásticas. Sin embargo el acto educativo se pone en juego en lo que llamo “gestos mínimos” sobre los que hay que trabajar muchísimo, y por donde pasa mucho más que por esos cambios anunciados con fosforescencia y luces de neón.
- ¿Y cómo hacen los profesores con cientos de alumnos para que haya una conversación posible?
- El tema es instalar una conversación entre jóvenes y adultos que hasta ahora está siendo negada. Hay una distancia tal entre jóvenes y adultos, que no hay conversación. El principio de cualquier pedagogía es que haya conversación. Me parece que lo que reclaman tanto los jóvenes de la secundaria es que no hay diálogo, por lo tanto no puede haber instrucción ni ningún tipo de explicación. Hoy la conversación tiene que girar en el tono de la sensibilidad y no en el de la moralidad. El abandono se produce cuando queremos instalar una conversación moral sobre lo que está bien y lo que está mal, sobre lo que deberían hacer y no hacen. En cambio, si ocupa el lugar de la sensibilidad, esto es hablar sobre lo que nos pasa, nos gusta o nos disgusta, la tensión y la distensión, por ahí se puede establecer. Y establecida la conversación, hay pedagogía. Sino no la hay.
- ¿Cómo repercute el abandono en el aprendizaje?
- Básicamente es la pérdida literal de la herencia, del pasado, repercute en cuanto que cada generación va a tener que reinventar el mundo por sí misma y esto es una tarea imposible. Lo que está provocando es la fractura entre el pasado y el futuro. Este es uno de los mensajes más terribles que se están transmitiendo hoy. Quiere decir: “abandonemos el pasado, hagamos un pacto de mediocridad y no conversemos”. Es un abandono muy terrible, tener que ser responsables de nuestra propia vida sin entrar en una línea histórica con la herencia.
- ¿Cómo es una escuela ideal?
- No sé, hablaría de escuelas posibles. Creo que esto depende de la comunidad educativa y no tanto de gobiernos y leyes. No sólo es la escuela sino el lugar donde está, la gente y la vida dentro de ese espacio concreto. Tiene que ver con un lugar donde se conversa acerca de la herencia y la experiencia, ese es el punto en el cual estamos distantes: hoy se explica cierto saber, pero no se conversa acerca de mi experiencia, tu experiencia, nuestra experiencia. El ideal de escuela sería posible si es permeable a que cualquier otro pueda ingresar en ella. En la medida en que tenga mecanismos de defensa frente a lo extraño, a lo diferente, se vuelve imposible y todo lo contrario de lo ideal.

Carlos Skliar es doctor en fonología, investigador independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Argentina (Conicet) y como investigador del área de educación de Flacso (Argentina), donde coordina el proyecto "Experiencia y alteridad en educación". Tiene un posdoctorado en educación por la Universidad Federal de Río Grande do Sul y por la Universidad de Barcelona.

5 comentarios:

  1. Marce, concuerdo con que es muy importante la comunidad educativa, hoy en día parece que se va a la escuela porque no queda otra. Los padres tienen mucho que ver, no hay límites y la conversación es casi nula, ya no se lee, se priorizan redes sociales sin contenido donde se escribe en clave. Solo falta que nos comuniquemos por señas y quedará completo el escenario que vivimos a diario.

    Muy bueno tus post, como siempre es un placer leerlos.


    Un afectuoso abrazo.

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    1. Gracias Roberto. El profesor sigue enseñando en escenarios complejos. En muchas ocasiones se hace lo que se puede.
      Abrazo Roberto.

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  2. Ciertamente es todo un desafío traducir a gestos cotidianos y concretos, cosas tan grandes como la inclusión y la igualdad, y más cuando los que deben hacerlo no fueron formados en un contexto que defendiera esos valores. Es como hacer de jardineros de plantas tropicales viniendo del Ártico.
    De lo que no estoy muy segura es de que se haya perdido el diálogo entre generaciones, creo que nunca lo hubo. Lo que sucede es que antes la herencia se imponía y había que aceptarla, ahora se intenta llegar a un acuerdo consensuado y es entonces cuando descubrimos que no sabemos dialogar y que, a lo sumo, hay un pacto de no agresión entre generaciones (a veces ni eso).
    Es más, creo que la escuela se ha puesto a la defensiva porque perdió su exclusividad, y aunque las nuevas tecnologías ingresan a ella, no las han incorporado y asimilado, resignificando esas herramientas para darles un matiz más pedagógico. Porque Facebook, Twitter,Google, los celulares, las netbooks, notebooks, ultrabooks, etc no son enemigos del aprendizaje, del mismo modo que no lo fueron la imprenta o el papel. El reto es enseñar a usarlas para aprender algo más que a mandarse fotos y chismes,o a buscar porno.
    Enseñar a pensar y que ese pensamiento sea crítico son otras tantas palabras muy grandes, pero tienen sus correlatos cotidianos. Aplicado al uso de la tecnología supone saber para qué queremos usarla y no solo cómo.
    Cuando la escuela y los profesores le encuentren la vuelta a esa cuestión,las nuevas y no tan nuevas tecnologías dejarán de ser algo de afuera y pasaran a ser una herramienta de enseñanza y aprendizaje, tan natural como lo fueron por tanto tiempo la tiza, el pizarrón, los manuales escolares y, muchísimo antes, los pergaminos.

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    1. Creo Iris que a pesar de las muchas dificultades, la escuela sigue enseñando un conocimiento que ha conservado como relevante y que fue producido por otras generaciones. En otras palabras,heredamos conocimientos que seguimos enseñando. Es cierto, si, que la escuela ha perdido la exclusividad en la transmisión de información, aún así la información en sí, no tiene la carga de contenidos o tiene contenidos no relevantes o inconexos. La enseñanza es un trabajo de mediación que hace el profesor y el maestro valiéndose muchas veces de tecnología que le cuesta aprender.Aún así, sabemos con certeza que la historia no vuelve para atrás.
      Gracias por tus aportes Iris y un abrazo.

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  3. no sé aún como he llegado aquí
    me gustan tus opiniones y como escribes

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