La Sociología de la Educación es una de las más jóvenes ramas del saber humano, ya que posee alrededor de sólo un siglo de existencia. Fueron Augusto Comte y Emile Durkhein los que le dieron vida como Ciencia general (Comte) y como Ciencias de la Educación (Durkhein).La epistemología de la Sociología de la Educación es enormemente rica en su marco teórico y metodológico. Entre los estudios sociales que formula figuran la Pedagogía, el Colectivo Escolar, el Colectivo Pedagógico, las relaciones sociales, la Institución Escolar, la familiam la comunidad, el desempeño de roles y los códigos de género entre otros.

lunes, 12 de marzo de 2012

CURARNOS:UNA CUESTIÓN DE ELECCIÓN Y FUERZA INTERIOR


Cuando estar enamorada significa sufrir, estamos amando demasiado.
Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amigas íntimas son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases comienzan con “él…”, estamos amando demasiado.
Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, su indiferencia, o sus desaires como problemas debidos a una niñez infeliz y tratamos de convertirnos en su psicoterapeuta, estamos amando demasiado.
Cuando leemos un libro de autoayuda y subrayamos todos los pasajes que lo ayudarían a él, estamos amando demasiado.
Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos con la idea de que, si tan sólo fuéramos lo suficientemente atractivas y cariñosas, él querría cambiar por nosotras, estamos amando demasiado.
Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar emocional e incluso, quizá, nuestra salud e integridad física, sin duda estamos amando demasiado.
A pesar de todo el dolor y la  insatisfacción que acarrea,  amar demasiado es una experiencia tan común para muchas mujeres que casi creemos que es así como deben ser las relaciones de pareja.
Algunas nos hemos obsesionado tanto con nuestra pareja y nuestra relación que apenas podemos funcionar como personas.
Muchas, y en busca de que alguien nos ame, parecemos encontrar inevitablemente parejas nocivas y sin amor.
El amor se convierte en amar demasiado, cuando nuestro hombre es inadecuado, desamorado o inaccesible y, sin embargo no podemos dejarlo; de hecho, lo queremos y lo necesitamos aún más.
Manejar el concepto de “amar demasiado” es ciertamente doloroso, aún cuando nos neguemos a aceptarlo, nuestra vida depende de su aceptación como adicción, y del esfuerzo conciente de trabajar duro para curarnos.
Quienes alguna vez nos vimos obsesionadas por un hombre, no sospechamos siquiera que la raíz de esta obsesión no era el amor sino el miedo. Miedo a estar solas, miedo a no ser dignas o a no inspirar cariño, miedo a ser ignoradas, abandonadas o destruidas.
Damos nuestro amor con la desesperada ilusión de que el hombre por quien estamos obsesionadas se ocupe de nuestros miedos.
Los miedos y nuestra obsesión se profundizan hasta que el hecho de dar amor para recibirlo se convierte en la fuerza que impulsa nuestra vida. Y como nuestra estrategia no da resultado, tratamos, amamos aún más. Amamos demasiado.
Es necesario revisar a fondo la forma de relacionarnos con los hombres. Es un trabajo que lleva tiempo y que nos causa muchos dolores, pero el patrón de conducta se puede revertir.
Elegir curarnos es una lucha y no será para crecer, sino simplemente para sobrevivir.
El proceso de recuperación, nos permitirá dejar de ser una mujer que ama a alguien con una intensidad tal que resulta dolorosa, para empezar a ser una mujer que se ama a sí misma lo suficiente para evitar el dolor.

Fuente: Robin Norwood, Las mujeres que aman demasiado, 1999, Javier Vergara Editor, Barcelona- España.



6 comentarios:

  1. Hola Marce, tengo una apreciación diferente en la temática expuesta. El amor no duele, ni quita libertad, solo que muuuuchas veces elegimos mal por soledad o desesperación que el tiempo nos pase por encima y perdamos el tren; nos pasa también a los hombres no creas que es solo de mujeres, amar es compartir sin pedir demasiado a la otra parte, no todo es la primera vista hay veces que engaña, primero buscamos belleza, luego inteligencia, cultura, posición social... y como termina todo ésto, el tiempo pasa y nos vamos poniendo más exigentes y nos enfermamos en una busqueda que muchas veces pasó a nuestro costado y no lo vimos por la urgencia de solo mirar hacia adelante buscando la perfección del amor enfermante, al que llaman demasiado.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Roberto: entiendo lo que explicás. Y tal como decís a veces elegimos mal, en tal caso el amor no libera sino encarcela. Esto es una cuestión patológica y necesita ayuda para curarse.
      La creencia de que la relación es el centro de nuestra vida, nos anula la posibilidad de crecimiento personal y de una verdadera y sana convivencia. Valorarnos como personas que crecen, aman y reciben amor, es todo un trabajo diario que exige responsabilidad, respeto y conocimiento.Muchas mujeres han muerto en estos últimos tiempos, llevando adelante una relación enferma, violenta y degradante con la esperanza de un cambio que no se produce. Y por supuesto que los hombres pueden pasar por lo mismo.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  2. Tu post me lleva a opinar… Te aclaro que es desde la ignorancia, no soy profesional.
    En la relación patológica de lo que llamás “amar demasiado”, creo que no se puede “elegir” curarse... Pienso que apenas, en algunos casos, se puede percibir que es una relación “insatisfactoria” y buscar ayuda profesional.
    Aunque esta percepción es muy difícil de internalizarla sin ayuda previa…
    Es decir que “la enferma” no puede elegir curarse porque ignora que lo está.
    (disculpá, si lo mío es muy “burro”)
    Besos

    ResponderEliminar
  3. Claro que sí Hilda. No sabemos que tenemos una relación enferma hasta que podemos detectar ciertos síntomas, cuándo nos damos cuenta que aquello que nos parece normal, no lo es.
    No te olvides que las mujeres que sufren violencia física o psicológica, creen en primer lugar que ellas lo merecen y que seguramente lo provocaron.Lo más dramático de esto se traduce en "él ya va a cambiar", "me juró que nunca más", "yo lo voy a ayudar"
    Por eso lo escribimos Hilda, para que la información se convierta en conocimiento.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Hola Don Vito, muchas gracias.
    Pasaré por el blog.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Hola Marce, regreso ligero de equipaje a tu hermosa casa, un placer quedarme aquí, besos y saludos a la hermosa Argentina....a tu disposición...
    Pasa buen día, besos hermanados..

    ResponderEliminar