La Sociología de la Educación es una de las más jóvenes ramas del saber humano, ya que posee alrededor de sólo un siglo de existencia. Fueron Augusto Comte y Emile Durkhein los que le dieron vida como Ciencia general (Comte) y como Ciencias de la Educación (Durkhein).La epistemología de la Sociología de la Educación es enormemente rica en su marco teórico y metodológico. Entre los estudios sociales que formula figuran la Pedagogía, el Colectivo Escolar, el Colectivo Pedagógico, las relaciones sociales, la Institución Escolar, la familiam la comunidad, el desempeño de roles y los códigos de género entre otros.

martes, 1 de mayo de 2012

REFLEXIONES ACERCA DEL PAPEL DE LA MUJER HOY EN UN MUNDO GLOBALIZADO


Los proyectos globalizadores del capitalismo contemporáneo apuntan hacia la conformación de una estructura económica y cultural en el ámbito planetario altamente jerarquizada y excluyente, donde predominan de manera creciente los intereses y valores de las grandes empresas multinacionales. La descontextualización de los referentes valorativos y la desconstrucción de las identidades se ocultan en la ideología globalizadora del neoliberalismo bajo la máscara de una nueva construcción de símbolos y valores multicultural y diversa. Sin negar, claro está, que dicha diversidad cultural debe subordinarse totalmente al mandato soberano del mercado.

La globalización neoliberal se presenta como una forma moderna de relaciones patriarcales. Ahora a todo aquello que las mujeres se ven obligadas a hacer «gratis», ya sea relacionado con la existencia o la subsistencia humana, se le llama «reproducción», en oposición con la producción y no como su contraparte dialéctica. «Reproducir» connota en términos patriarcales, una actividad menor, secundaria, que no genera en sí valor económico alguno. De un modo «muy racional» se utiliza la «reproducción» cargada de significados y símbolos femeninos para ocultar, más aun, el trabajo de las mujeres que asegura gran parte de la acumulación de capital.

A medida que el capital global se centraliza cada vez más por el control trasnacional, los estados nacionales pierden poder y los trabajadores son cada vez más marginados y excluidos, la situación de la mujer llega a un punto en que no pueden controlar sus medios de producción ni su fertilidad.

La «feminización laboral», tendencia que se manifestó en la economía mundial a partir de la postguerra y alcanzó auge en los años 60, adquiere ahora nuevos matices: las mujeres constituyen la fuerza principal de trabajo para el creciente sector de los servicios, donde realizan tareas de bajo estatus y poco salario. Según datos del PNUD, el 71% de las mujeres empleadas formalmente se concentran en cinco grupos ocupacionales, educación, enfermería, oficina, ventas y servicios, la mayoría en los puestos peor remunerados. El ingreso promedio de las mujeres todavía equivale a sólo el 70% del de los hombres, aunque en los últimos años, el ingreso de las mujeres ha tenido un continuo incremento respecto al de los hombres por la reducción constante de los ingresos y los puestos laborales tradicionales para los hombres.

Aun así, para las mujeres aumentan las listas de trabajos con jornada partida y de contratos temporales sin seguridad social, oportunidades de promoción o jubilación. Son raros los programas de trabajo que tengan en cuenta el cuidado de los niños y las bajas por maternidad. La mayor parte del trabajo de las mujeres está excluido del cálculo del Producto Nacional Bruto.

Las apologías de "lo posible y lo necesario" y la justificación de los males existentes es un elemento imprescindible en el discurso neoliberal y en su estrategia cultural. La justificación de la pobreza, de la baja moral pública, de la inseguridad social, de las violaciones de los derechos humanos es el reverso de la crítica al sistema. Con ella se quiebran las nociones sociales y colectivas en el plano simbólico y se instalan, en su lugar, la noción de paradigma hegemónico con sujetos individuales y fragmentados, con esto se pone freno a la creación de conceptos y realidades que promuevan alternativas de liberación.

La globalización neoliberal capitalista ha producido cambios tan vertiginosos, y tantas rupturas teóricas y cotidianas que no es de asombrar, como dice Noam Chomski, el estado de desesperación, ansiedad, falta de esperanza, enojo y temor que prevalece en el mundo fuera de los sectores opulentos y privilegiados y del sacerdocio comprado que cantan alabanzas a nuestra magnificencia, una característica notable de nuestra cultura contemporánea, si se puede pronunciar esta frase sin vergüenza.

El feminismo como movimiento político, símbolo y valor de la mujer no ha escapado a este hecho. La institucionalización del feminismo, hecho que se presenta en el discurso político como un paso a favor de la mujer, ha sido la manera de encubrir las aun no resueltas contradicciones y relaciones de poder entre hombres y mujeres, que van más allá de las diferencias de género y sexo

Estos llamados "feminismos institucionales", por lo general, presentan un claro abandono a la búsqueda de soluciones revolucionarias para la emancipación de la mujer, y asumen la convicción de que desde dentro del sistema, con la presión que se ejerce sobre sectores del poder influyen de manera directa en las soluciones y toma de decisiones de esos grupos a favor de las necesidades e intereses de las mujeres.

La chilena Ximena Valdés, al referirse a este fenómeno y su impacto dentro de las luchas de las mujeres en América Latina plantea:

“…los procesos de democratización contribuyeron a la baja de perfil del mundo no gubernamental, comparado con aquel logrado en los ochentas. Así comienza a experimentarse el traslado de los temas puestos en la agenda pública por parte de las mujeres, a las agendas institucionales. Los Estados firman convenciones, redactan informes sobre lo avanzado en materia de mujeres, instalan mecanismos, crean instrumentos de manera tal que asistimos al tránsito de la temática de la mujer desde la sociedad civil a los gobiernos”


Otra reflexión interesante sobre este aspecto la hace Amelia Valcárcel desde la experiencia de los países desarrollados, según ella, se dan tres rasgos característicos en la manera en cómo las mujeres detentan poder:

1.    Las mujeres detentan el poder otorgado sin la completa vestidura que este supone.

2.    Las mujeres detentan el poder con los tres votos clásicos: pobreza, castidad y obediencia.

3.    A las mujeres les es permitido detentar este poder siempre que a él lleven las virtudes clásicamente reconocidas como arietario del sexo femenino, que son fundamentalmente: fidelidad y abnegación.

"¿Por qué ocurre todo esto?, ¿por qué no hay completa investidura?, ¿por qué podemos decir que se exigen los tres votos clásicos y probar que en efecto es así? Por qué no hay detentación del poder por parte de las mujeres en el nivel pertinente, en el nivel simbólico pertinente...

El poder denota masculinidad, esto es así, es un hecho innegable que no precisa mayores disquisiciones... Dado el deber de sumisión, distinto del deber de obediencia, dada lo no completa investidura, dada las condiciones especiales de detentación del poder, este poder es necesariamente inestable: lo detenta alguien, pero ese poder no se hace extensivo como detentación al colectivo completo al que ese alguien pertenece significativamente. Del heho de que una, dos, tres mujeres detenten un poder, para el colectivo completo de las mujeres no se sigue que el colectivo detente poder. Y para esas mujeres que lo detentan no se sigue que eso las saque de los esquemas normativos a que su colectivo está sujeto. Es por lo tanto vivido y percibido externamente como inestable, casual, accidental, moda incluso".

El patriarcado en su versión neoliberal y globalizado acentúa sus significados clásicos: el individualismo, el divorcio entre lo público y lo privado, la desigualdad natural de género. Como valores del orden, no están en discusión. «Se aceptan, si se quiere vivir y por esta razón se excluye a todo aquel que no los acepte o luche contra ellos».

Basta leer un pequeño fragmento de los textos para comprender la filosofía sobre la que descansa la dominación y la discriminación de la mujer.

"El hecho trascendental es que al hombre le es imposible abarcar un campo ilimitado, sentir la urgencia de un número ilimitado de necesidades. Se centre su atención sobre sus propias necesidades o tome con cálido interés el bienestar de cualquier ser humano que conozca, los fines de que se puede ocuparse serán tan sólo y siempre una fracción infinitésima de las necesidades de todos los hombres. Sobre este hecho fundamental descansa la filosofía entera del individualismo. Esto no supone... que el hombre es interesado o egoísta o que deba serlo. Se limita a partir del hecho indiscutible de que la limitación de nuestras facultades imaginativas sólo permite incluir en nuestra escala de valores un sector de las necesidades de la sociedad entera, y que, hablando estrictamente, como sólo en las mentes individuales pueden existir escalas de valores, no hay sino escalas que son diferentes y a menudo contradictorias entre si la transmutación de valores que provoca la aceptación inconsciente o no, de la ideología globalizadora neoliberal somete a las personas a vivir en el mundo del silencio, el miedo y la soledad impuesto en nombre del orden. Bajo el dominio de un tipo de cultura que enlata el ser, el hacer y el desear, pensar es, también, una rebeldía.

La crisis paradigmática que afrontamos hoy incluye la formalización de un tipo de paradigma a partir de un modelo y un esquema patriarcal determinado histórico y culturalmente y al cual la teoría y la práctica social no han podido superar totalmente ni en las experiencias sociales más progresistas.

Reconstruir la imagen creíble y atractiva de una sociedad fraterna, solidaria y libre desde una perspectiva emancipadora de género precisa impulsar procesos permanentes de crítica y creación libres de actitudes o prejuicios que atentan contra una visión genérica cuyo sentido es la transformación de la sociedad. Estamos, pues, urgidos de tejer entre todos y todas la imagen atractiva de un bienestar sostenible.



AUTORAS: Lic. RAIZA TRAPOTE FERNÁNDEZ
                   MsC. DONNA BAÑOS GUERRA
                   Lic. CARMEN TORRES GONZÁLEZ

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