La Sociología de la Educación es una de las más jóvenes ramas del saber humano, ya que posee alrededor de sólo un siglo de existencia. Fueron Augusto Comte y Emile Durkhein los que le dieron vida como Ciencia general (Comte) y como Ciencias de la Educación (Durkhein).La epistemología de la Sociología de la Educación es enormemente rica en su marco teórico y metodológico. Entre los estudios sociales que formula figuran la Pedagogía, el Colectivo Escolar, el Colectivo Pedagógico, las relaciones sociales, la Institución Escolar, la familiam la comunidad, el desempeño de roles y los códigos de género entre otros.

jueves, 17 de julio de 2014

¿Cómo se forma un buen docente?

Para  el pedagogo francés Gilles Ferry: “La formación es algo que tiene relación con la forma. Formarse es adquirir una cierta forma. Una forma para actuar, para reflexionar y perfeccionar esa forma (…) formarse es ponerse en forma (…) la formación consiste en encontrar formas para cumplir con ciertas tareas para ejercer un oficio, una profesión, un trabajo, un empleo. Cuando se habla de formación, se habla de formación profesional, de ponerse en condiciones para ejercer prácticas profesionales. Esto presupone, obviamente muchas cosas: conocimientos, habilidades, cierta representación del trabajo a realizar, de la profesión que va a ejercerse, la concepción del rol que uno va a desempeñar, etc…”[1]
Egresar con el título de profesor, cuándo hasta no hace mucho éramos alumnos, supone una dosis de alivio por el ciclo cumplido y una alegría por haber alcanzado una meta, aunque todo está teñido de incertidumbres para iniciar el recorrido profesional.
“Ponerse en forma” tal como lo dice Ferry  significó para mí buscar la alternativa de transitar el aula con el acompañamiento de una docente,  cursando una adscripción en Pedagogía durante 2 años, en el mismo Instituto de Formación Docente “Olga Cossettini” donde me graduara.
 La docente que me aceptó  para una adscripción  en su materia, a quien debo la generosidad de recibirme y la paciencia para conducirme, considera en primer lugar que la formación del profesorado, es una instancia inicial en la trayectoria ya que como un camino recorrido la misma puede ser interpretada dentro de un continuum.
¿Qué supuso el tránsito por los años de adscripción, presenciando clases, tomando apuntes, dando clases y colaborando como puente entre la cátedra y los alumnos?. Representó la ocasión de una formación continua, problematizando la enseñanza poniendo en foco lo que sucede en el aula. No fue un mero entrenamiento, una capacitación para instrumentalizar los modelos o el currículo, el objetivo fue el aprendizaje para la autonomía, para ser capaz de transmitir saberes, de trabajar en equipo y de investigar; siempre con un compromiso ético y político con los resultados de los aprendizajes de los alumnos.
Agenciarse de las herramientas para trabajar en el aula implica incorporar y fundamentar opciones de enseñanza, preparando la reflexión y acción en contexto, en situaciones concretas. La adscripción resulta así una formación que se construye con una mirada crítica de la propia acción y una experiencia de transmisión del saber, del saber hacer y del saber ser.
La oportunidad de cursar en el Instituto esta instancia, permite empezar a subsanar la dicotomía que se presenta, en el imaginario del ámbito de la educación, que enfrenta a la didáctica con la formación disciplinar.
Por último esta etapa responde a una vieja pregunta: ¿Cómo se forma a un buen docente?¿Qué se espera de él? No pretendo ser original en la respuesta y voy a utilizar las palabras de Gimeno Sacristán  para contestarlas:

“¿Qué espero de un docente? Que tenga salud mental, tolere conflictos interpersonales y sienta seguridad para estar frente a un grupo al que debe tratar bien. Tiene que saber algo bien sabido y contarlo bien contado. Debe trabajar en equipo, perfeccionarse continuamente y situarse en su contexto histórico, social y pedagógico. Formarse no es sólo ir a cursillos. El docente se perfecciona si estudia, lee y escribe, más allá de si es lunes o domingo. Es una actitud autónoma e inherente a su ser. (…) El docente debe comprender que es un servidor social; tiene una obligación porque el alumno tiene derecho a recibir la mejor educación”.

[1] Ferry, Gilles; (1997); “Pedagogía de la formación”, Buenos Aires, Revista Novedades Educativas, 1997, pág.53; Citado por Devalle de Rendo, Alicia en “Una escuela en y para la diversidad. El entramado de la diversidad” pp. 132 y 133. Editorial Aique S.A. Buenos Aires.

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