Para empezar a reflexionar, la historiadora Dora Barrancos, directora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Universidad de Buenos Aires (UBA), lanza que “no hay ninguna esencia femenina. Hay, en todo caso, una multiplicidad de modos de ser mujer”. Afirma que cada época genera expectativas y normas relacionadas con las mujeres y que los atributos que las definen forman parte de una conjunción estereotipada surgida a lo largo de la historia, pero no tiene nada que ver con una “naturaleza femenina”, así como tampoco existe una masculina.
En la misma línea, la psicóloga Alicia López Blanco, autora de “Mujeres al rescate de la fuerza interior” (Paidós, 2011), recuerda una frase de la filósofa francesa Simone de Beauvoir (“No se nace mujer, se llega a serlo”) para explicar que, si bien nacemos con una genitalidad que –la mayoría de las veces- define un sexo (femenino o masculino), habitualmente se confunden los términos “sexo” y “género”. Explica que “el sexo es el conjunto de características físicas con las que nacen los hombres y las mujeres, son naturales y esencialmente inmodificables. Al género lo constituyen las características psicológicas, sociales y culturales y se transforma con el tiempo”.
“Los roles de género son comportamientos aprendidos en la sociedad que terminan por naturalizarse –continúa López Blanco-. Esta naturalización es la responsable de que se asocien sexo y género y se consideren ‘naturales’ los roles y las capacidades. En el imaginario social hay un perfil de lo que una mujer ‘debería ser’ y de ‘cómo debería comportarse’. Con esos datos, se construyó en nuestra psiquis un modelo a seguir. Su influencia nos lleva a accionar tratando de cubrir las expectaciones de los demás sin ocuparnos demasiado de las nuestras. Reconocer y descubrir que estas características –supuestamente fijas e inamovibles-, son asignaciones culturales, es lo que nos permite transformarlas”. (Diario Clarín, 08.03.2012)
Acá estoy, siguiendote y satisfecha al máximo con este, mi primer artículo leído.
ResponderEliminarLa cita de Simone, ya te abrió "mis puertas"...
Un brazo y te seguiré leyendo
Gracias Hilda.
EliminarUn gusto de que pases por acá.
Un fuerte abrazo.