La objetividad como meta:
La teoría feminista es una teoría que tiene en cuenta el poder. Como tal,
su histórico objetivo fue la explicación del origen de la opresión, exclusión y
subalternización de la mujer de la esfera pública, confinada a los límites del
hogar negando su participación política y social para proponer una sociedad más
justa e igualitaria.
La posibilidad de participación de la mujer en el ámbito de la ciencia ha
encontrado obstáculos que fueron explicados y fundamentados en razón de la
naturaleza de su sexo.
La asociación histórica entre masculino y objetivo, o mejor aún entre
masculino y ciencia es un tema que la crítica académica se resiste a tomar en
serio. La comunidad científica sitúa la
objetividad, la razón y la mente como si fuera cosa masculina mientras la subjetividad, el sentimiento y la
naturaleza como si fuera cosa femenina. (FOX KELLER, E. 1991)
Al no plantearse la necesidad de discutir el tema, al menos por parte de la
comunidad académica no feminista, se advierte que la masculinidad y su
asociación con el pensamiento científico tienen anclaje en una imagen de la
ciencia como algo emocional y sexualmente neutro.
A pesar de estas adversas condiciones, la epistemología o teoría del
conocimiento feminista ha realizado un aporte sustancial al campo de los
saberes. Las nuevas teorías rescatan las experiencias de las mujeres que no
fueron tomadas en cuenta por las teorías tradicionales y ofrecen una producción
nutrida en los distintos campos del saber científico. La epistemología ha
producido una extensa bibliografía,
construyendo un espacio de encuentro entre el compromiso político
feminista y las corrientes tradicionales
de la misma. (BACH, A.M. 2010)
Ahora bien ¿De qué hablamos cuando hablamos de Epistemología?
Epistemología significa literalmente” saber acerca del conocimiento”
(episteme: saber – logos: dar razón).La epistemología es la rama de la filosofía
que se ocupa de estudiar qué es el conocimiento, sus límites y posibilidades.
Estudia cuál es el alcance de nuestro saber así como la veracidad o certeza del mismo. La etimología del
término “epistemología” es de origen griego. En Grecia, el tipo de conocimiento
llamado “episteme” se oponía al conocimiento denominado “doxa”. La doxa era el
conocimiento vulgar u ordinario del hombre, no sometido a una rigurosa
reflexión crítica. La episteme era el conocimiento reflexivo, elaborado con
rigor. Cuando consideramos un supuesto o premisa desde el punto de
vista epistemológico nos preguntamos si el método empleado por el investigador
ha cumplido con los requisitos formales de su disciplina.
Por cierto resulta oportuno preguntarnos qué entendemos por conocimiento.
Cuando formulamos una afirmación expresamos conocimiento. ¿Qué condiciones
debe reunir una premisa para ser considerada conocimiento? Según Platón en el
diálogo Teetetos, tres son los requisitos que se le deben exigir para que se
pueda hablar de conocimiento: creencia, verdad y prueba.
ü Creencia
ya que quien formula la afirmación debe creer en ella
ü Verdad
porque el conocimiento expresado debe ser verdadero (imposible considerar
conocimiento a un razonamiento iniciado sobre una premisa falsa)
ü Prueba ya
que el conocimiento para resultar tal, debe ser verificado. Para ello se
utiliza el o los métodos científicos, que contienen elementos de juicio que
garanticen una hipótesis según ciertos criterios.
En la actualidad ninguno de los tres requisitos se considera imprescindible
para definir conocimiento científico. La concepción moderna es más modesta y
menos tajante que la platónica. Ya no exigimos del conocimiento una dependencia
estricta entre prueba y verdad. Es posible probar “suficientemente” una teoría
científica sin haber establecido su verdad de manera concluyente, y por lo
tanto no es de extrañar que una teoría aceptada en cierto momento histórico sea
desechada más adelante. Por otra parte hoy en día la noción de “prueba” no está
indisolublemente ligada al tipo de convicción llamada “creencia”.
En 1900, el físico alemán Max Planck formuló una hipótesis revolucionaria
para el desarrollo siguiente de la teoría cuántica, pero dejó claramente
sentado que no “creía” en ella y la consideraba provisional, a la espera de que
otros investigadores encontraran una solución más satisfactoria al problema en
estudio. (Lo cual no aconteció, y Planck acabó por recibir el premio Nobel por
la trascendencia de su trabajo).
Sin embargo, la exigencia platónica sigue siendo para quien se inicia en el
estudio del conocimiento científico, un buen punto de partida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario